Todos los terapeutas hemos experimentado lo que pasa cuando nos enredan en las intensas problemáticas de los pacientes. Pero, ¿cómo sintonizar con las experiencias de los pacientes sin enredarse en ellas? Una buena supervisión siempre ayuda, y en general eso genera un gran alivio. A través de la supervisión, se pueden descubrir los hilos comunes entre el material histórico del terapeuta y el de los pacientes.
La investigación ha demostrado que parte de lo que sucede en la empatía es que, literalmente, asumimos algo de lo que otro siente, hasta el corazón acelerado, los hombros tensos y el pecho hundido. La palabra clave es algo. Si sentimos demasiado lo que sienten nuestros pacientes, puede parecer como si estuviéramos aprisionando nuestros cuerpos en sus escenarios.
Entonces, para los terapeutas, el cuidado personal se convierte en algo más que simplemente tomarse suficiente tiempo libre, equilibrar nuestra práctica y obtener una buena supervisión. Se trata de recuperar nuestro cuerpo.
Christine Caldwell, pionera en el campo de la psicología somática, comenta sobre un método que utiliza para recuperar su cuerpo. Consiste en estirarse entre sesiones, comer y beber un poco de agua y respirar profundamente durante un minuto más o menos. A esto lo llama autocuidado independiente: todo lo que hace para aliviar, renovar o recuperarse fuera del encuentro terapéutico.
Para Caldwell, el autocuidado independiente se extiende profundamente en nuestras vidas a través de actividades a corto, mediano y largo plazo. Los ejemplos a corto plazo incluyen la respiración consciente y beber lo suficiente. Suceden alrededor de los bordes de nuestra jornada laboral. El cuidado personal a mediano plazo podría incluir clases de yoga, largas caminatas con el perro y masajes regulares. El cuidado personal a largo plazo podría ser unas vacaciones tranquilas y divertidas cada año, junto con la meditación diaria. Todos estos comportamientos nos permiten practicar lo que predicamos, evitar que nuestros cuerpos acumulen estrés y modelar una vida equilibrada para nuestros pacientes.
¿Cómo prestar atención?
La atención es tanto consciente como inconsciente, un hecho que a menudo no apreciamos. Prestamos atención a muchas cosas en un momento dado, filtrando la mayor parte para que solo un pequeño porcentaje llegue a la conciencia. Brindar a los pacientes toda nuestra atención puede socavar nuestra capacidad para ayudarlos y agotarnos en el proceso. Debemos aprender a utilizar nuestra atención de manera efectiva en beneficio de nuestros pacientes y de nuestro propio cuidado personal.
Según Caldwell, la atención debe oscilar entre varias modalidades. Primero, alternamos prestar atención a nuestro interior (sensaciones, emociones, pensamientos), luego al exterior. Cuando perdemos el equilibrio dejando que un modo se fije, podemos experimentar sentirnos más narcisistas (atención atrapada en el interior) o más codependientes (atención atrapada en el exterior).
La siguiente oscilación de atención es de panorámico a estrecho. Cuando nos quedamos atrapados en un enfoque limitado, la obsesión comienza a gestarse. Si tratamos de enfocarnos en un panorama amplio, donde no existe un primer plano o un fondo, el déficit de atención puede comenzar a sentirse muy real. El equilibrio es importante.
La última oscilación tiene que ver con el esfuerzo que ponemos en el acto de atender. A veces, nuestra atención fluye libremente: simplemente nos relajamos y permitimos que la atención divague por sí sola. En una sesión, esta forma de atención puede ayudar a captar aspectos del paciente que de otro modo no veríamos. Alternativamente, necesitamos controlar nuestra atención a veces, enfocándola en cierta dirección.
Para Caldwell, la atención es como un músculo que se necesita ejercitar constantemente. La atención controlada ayudará a superar los sesgos que se puedan haber internalizado, como prestar atención a ciertas emociones y no a otras, por ejemplo. La atención controlada también ayudará a salir de patrones disfuncionales.
La oscilación de la atención es la forma principal en que mantenemos nuestros cuerpos seguros y completos, o los recuperamos cuando los hemos regalado. También nos permite tolerar e incluso trabajar con estados emocionales intensos en nuestros pacientes. Si puedo mantenerme conectado a mí mismo, mi sentido de seguridad y autodominio puede ser un ancla que ayude a los pacientes a sentirse apoyados cuando exploren mares emocionales.
((https://www.psychotherapynetworker.org/blog/details/1298/the-perils-of-paying-too-much-attention))